Asfalto mojado

lunes, mayo 29, 2006


Él la mira fijo. Ella con suerte sabe que existe. Se ven todos los días. Todos los días él le dice su nombre. Todos los días debe recordárselo porque ella lo olvida.
Cada mañana toman el mismo bus. Verano. Otoño. Invierno. Primavera. Y otra vez Verano..y Él no comprende por qué Ella está cada día mas triste, vacía, perdida, hermosa, brillante...
Hace un par de días subió feliz. La ruta hablaba de penas de amor pasando por la playa. Ella bajó llorando.
2 de Marzo. Ella no subió. Al pasar por su casa Él la buscó desesperadamente, pero no había rastro. Baja como imantado hacia la calle, sin importarle los autos ni la lluvia. Todos sus sentimientos se agolpan sin medida en un solo instante. Se ahoga. El aire es esquivo. Cae en el frío asfalto, enceguecido como un niño enamorado.
2 de Marzo. Él no sube. Ella percibe que algo falta en su recorrido. No desea pensar. Se limita a mirar a través del vidrio mojado. La pena la ha devastado. Hoy no es más que un bosquejo de vida, mezcla de carboncillo y acuarela, pintado por alguna mujer atormentada. La desilución se ha llevado la magia de sus ojos hacia el abismo profundo del rencor. Y cuando comienza a caer, se encuentra con otra sombra. Mojada, tendida en el asfalto. Cree reconocerla, es aquel hombre cuyo nombre nunca pudo recordar. Lo mira. Él no la ve. Corren hacia la playa, cada uno sintiéndose abandonado por sí mismo. El viento juega con sus destinos. El destino juega con los vientos. El mar no llega nunca, la costa es eterna, la luz es tenue, el oxígeno se va, el beso los funde en uno, las manos caen inertes, suena la bocina, la vida frena.. ¡PAF!

Y estamos otra vez en el asfalto.

Juguete prestado

domingo, mayo 28, 2006

Me sorprendo diciendo palabras de amor para tí. Pensé que te habías ido con otra, que nunca más aparecerías. Tenía la esperanza de que tu voz se apagara en mis oídos y así obligara a mis sentidos a olvidar tus besos, tu aroma, el roce de tu piel con la mia, la belleza de tus palabras cuando sabías que algo iba mal.
Mentías. Todo era mentira, un gran teatro. Yo era la marioneta y tú el titiritero. ¿Ella? No sé, quizás un personaje más relevante que yo en todo tu drama.
Hoy la ví. La causa de todas mis desgracias, la hija del destino que ha jugado conmigo durante los últimos 200 días con sus horas, minutos y segundos de desolación. Pero no la odié. No percibí maldad en su mirada, ni cinismo en su alma. Estaba ahí, inmácula, bella, feliz. Y yo, me limité a apreciar su dicha desde la distancia, acompañada de la lluvia matutina y el ritmo de la última canción que escuché anoche antes de dormir.
Mi mente se ha ido de paseo. Desea encontrarte y ver con sus propios ojos la realidad por primera vez. Te busco, pero no te encuentro. Me acerco lentamente, hasta que creo escuchar el eco de tus palabras, la brisa de desamparo que me inunda cada vez que siento tu presencia cerca. Antes de salir corriendo, veo como besas a la desgracia en la boca, y por primera vez comprendo, que no eres mío, que nunca lo fuíste.

El puto destino me prestó el juguete favorito de su hija. Me gustaría no haberlo devuelto.

Empañado

martes, mayo 23, 2006


Camino por la ciudad.
La micro, llena, calurosa, incómoda, típica. Escolar, cansada, aburrida, perdida, distraída. Amiga de la escolar quiere "super-ocho". Vendedor ambulante los vende "a gamba y a cien". Compran, comen. Endorfinas; son felices con el chocolate. Alameda, fea, sucia, llena, indiferente.
La gente viene y va.
La ventana empañada alerta que el calor humano se intensifica con el correr de los minutos.
Smog, ciudad gris, apatía general. Depresión urbana. Población enferma.
Yo me congelo.
Las jóvenes se miran. Para variar, la micro no tiene timbre. Cara de sufrimiento. Desánimo colectivo. Olor a bencina, motores ruidosos, pies en charco.

Aquí me bajo, te veo mañana.




_soundtrack: mepreguntoporquebelanova!

Feo

domingo, mayo 21, 2006


Feo. Clara y abiertamente feo. Imposible odiarlo. Demasiado amable. Déspota, insensible, distraído. Pero me gusta.

Muñeca ha iniciado sesión.
mariie. dice:
como tas lenda?
muñeca! dice:
mal =(
mariie. dice:
q t paso mi amore?
muñeca dice:
un feo =( no me pesca!
mariie. dice:
obvio..toos los feos son así, como dice ccg..tan bn creios!!

Cero gracia tiene este tipo. Bien desgarbado el amor de muñeca. Ella es hermosa, inteligente, es de esas niñas que simplemente se elevan sobre las demás. Pareciera que frente a ellas no fuéramos más que simples mortales privadas de la belleza y gloria eterna. Y él. Feo.
Igual que este idiota, y otros tantos que han pasado por aquí antes. Seres extraños, nunca del gusto de las demás, de miradas perdidas, sentimientos volátiles, besos fugaces, manos cándidas, abrazos ágiles, caminar tranquilo, palabras envolventes, mentiras creíbles y fracasos anunciados.
Así son. Engreídos, lejanos. ¿Y yo? Triste y enamoradiza.
Muerte a los feos.


Llanto

jueves, mayo 18, 2006


Rojo. Increíble. Esa luz del atardecer que hace que todo se torne más hermoso. Mi habitación se transforma en un lugar mágico, placentero, y casi no se nota tu vacío. Aquel que dejaste anoche, cuando te llevaste en tu maleta mis sueños de un ocaso eterno junto a tí. Y quise volar, pasar por ese trance parecido al insomnio, en el que es difícil saber si se está despierto o dormido.
Apoyé mis pies en la lata fría de mi ventana, y sentí la brisa nocturna bajo mi camisa de dormir, la suavidad de tus besos aprisionando mi mano, diciéndome que saltara, que nada nos ocurriría, que mientras tus caricias me sostuvieran la felicidad no se iría de mí.
Abajo es de noche. Oscuridad y frío. Un borracho duerme en una banca en la plaza y la mujer del deparatamento vecino fuma y escucha un disco de bossa nova. El ritmo oscila en mi cabello, aún suelto y desordenado, baja por mis ojos, negros de tanto sufrimiento y llega hasta mi boca, amarga, fría, triste.
La ciudad me habla, me susurra, me invita a entrar en sus fauces para no salir jamás. Creo ser seducida por esta selva de luces que ha logrado cegarme. Me entrego a la nada, al vacío de sentir que nada será como antes, que mi vida ha terminado hoy y que no consigo aceptar que ella nunca se fue. Que la intrusa era yo. Me odio por no poder odiarte y la cobardía me hace resbalar. Caigo. Mis piernas se enfrían, mi rostro siente la tensión del movimiento, y ahora la urbe se acerca como en torbellino. No llueve, pero mi cara está mojada. La esencia salina que corre por mi piel ha quitado la amargura de mi boca. Mis pies tocan el suelo, mojado por el rocío nocturno.
Está amaneciendo, y otro atardecer llegará pronto. Seco mis lágrimas y decido esperarlo.

Taquicardia



Y mi corazón se acelera a mil por hora, siento ese sudor frío, mezcla de adrenalina y expectación. Cruzo la calle y la lluvia cae sobre mi montgomery sin mesura alguna. Nada peor que la actitud “escolar mojado”, ahora sólo falta que pase la micro y me llene de barro. Y mientras estas ideas tontas atormentan mi mente, mi vida se ha quedado en pausa. Miro alrededor y nadie se mueve, las gotas dejaron de caer, las minas de 3ro ya no gritan, la monja de la puerta quedó con la mirada puesta en la basta de mi falda y mi piercing de la ceja, el tío del furgón escolar no alcanzó a prender el motor y la Coni con su mirada perdida no pudo terminar de decirme que al final de toda esta fauna inmóvil estaba ÉL.ÉL, igual de mojado que yo, con sus lentes como cascada y la mirada más lejana que nunca. No lo veía desde el año pasado después de la fiesta de fin de año que organizamos con su colegio. Se veía horrible ese día, nunca ha tenido muy buen gusto, y si a eso se le suma las atrocidades que se hace en el pelo, da como resultado un completo loser. Pero no sé, es de esas personas que tienen ese “que se yo”.Me fascina, aunque lo vea sólo una vez a la semana desde la ventana de mi sala o en otras ocasiones en que tengo suerte, como ahora, puedo verlo desde unos cuantos metros.Play. Todo recobró movimiento como por arte de magia, la Coni me mira con esa cara de loca que pone cuando ve a alguien que le interesa y me ruega que vayamos a comprar chicles para ver al guapo chico tras el mostrador. No me niego, aunque cada vez me molesta más esto del clima invernal. Seguimos una conversación fluida mientras caminamos por la plaza, rodeadas de los “vecinos” del colegio de curas que deben volver a clases, saludamos por inercia, pero como siempre, ÈL se margina de toda actividad social y no mira a nadie, se limita a tomar su bolso café de cuero, sacar el exceso de agua de su chaleco azul roñoso y esquivar un charco al cruzar la calle.Me encuentro con mi pololo, ese que me acompaña desde 1ero medio y que me da pena dejar por nostalgia y costumbre. Me besa como lo ha hecho durante los últimos viernes de estos años de relación con un dejo de monotonía que odio pero obvio y toma mi mano. De pronto dejo de sentir esas molestas gotas. En efecto, mi novio ha traído un paraguas, “siempre alegas que te carga cuando se moja tu pelo”, me dice y acaricia mi mejilla. Lo miro con cara cómplice y pienso que diría en esta misma situación ese tipo tan extraño que se moja cual perro callejero en la vereda del frente, probablemente sería algo como “no alegues, el agua hace que tu pelo se vea aún mejor”.Dejo de caminar, ya hemos dejado atrás las 2 cuadras que separan mi colegio del de curas y mi pololo y ÉL deben volver a clases. Lo miro por última vez y vuelvo a sentir que el corazón se me sale por la boca, me tiritan las manos y mi cara se ha puesto roja como un tomate. “Mi amor, ¿te dejo el paraguas?”, salgo de mi estupor y veo a Diego con el objeto negro en una mano y mi mochila en la otra. Titubeo un momento mientras ÉL pasa detrás de mí novio y mi vida vuelve a quedar en pausa cuando percibo que me mira de reojo y con la mano se corre ese “jopo” tan mata pasiones que le cae sobre la cara. Ahora es tal la taquicardia que ni siquiera percibo la rapidez de mis latidos y no me doy cuenta que mi pololo aún me mira esperando su respuesta. “Eh, no mi amor, no te preocupes, hoy me di cuenta de que el agua no le hace tan mal a mi pelo”. Se ríe, me devuelve la mochila y me entrega un aburrido te amo con sabor a chicle de menta.